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“ Lo que por sabido se calla, por callado se olvida”
Citado por Pablo Cuadra en el comedor del CIES (14 de Agosto, 2006)
Veinticinco años pasaron mas rápido de lo previsto. Como dice la canción, “parece que fue ayer…” cuando Lea y René me dieron a escoger entre irme como Director Regional de Salud a la V Región (Boaco y Chontales) o salir a estudiar fuera del país la especialidad de salud pública.
Había ingresado a la Facultad de Medicina para estudiar psiquiatría. Enamorado de la Revolución y de la experiencia empírica de campo que había desarrollado hasta la fecha como un especialista informal en salud pública, no lo pensé dos veces. Acepté salir a estudiar. Y esta decisión cambio mi vida profesional para siempre…
El resto fue trámite. Miguel se encargo de convencerme que la mejor opción era Brasil. Sin criterio para juzgar entre diferentes opciones, entusiasta y confiado, la sugerencia de este personaje de la salud pública en el país en los anos 80 fue decisiva. Al cabo de los años entendí mejor las interioridades de aquella decisión.
En ese tiempo (1982) estaba de Director en la Zona Especial III. Mi tarea fue regionalizar en salud este territorio. Ahí viví también, tal y como había sido la tónica durante los últimos siete años, fuertes experiencias políticas y vivénciales.
La guerra civil que azotaba a Nicaragua estaba que ardía en esta Zona Especial – de especial belleza también – donde se asienta esplendoroso el Río San Juan, el archipiélago de Solentiname, Boca de Sábalo, El Castillo, el mítico Puerto de San Juan del Norte y la humilde ciudad de San Carlos. El puerto Lacustre de San Miguel guarda con su espada flameante la entrada por mar y tierra a San Carlos, en una clara complicidad de santos que no requiere explicación ninguna.
Ardía la Zona Especial III por diferentes razones. La más importante, la presencia de ARDE, la organización lidereada por Edén que se confrontaba con las fuerzas del Gobierno sandinista en un vano afán de derrocar la Revolución que ardía – valga la redundancia - en muchos de los corazones de mi generación con una Fé que envidiarían muchos de los cristianos bautizados y devotos.
Creo que en muy pocos países en el mundo la experiencia de poner en práctica la estrategia de atención primaria en salud significaba, además, jugarse la vida. Mis trabajadores de la salud, disculpen el sentimiento de propiedad, destacaban por su celo. Jóvenes todos – y todas como se acostumbra ahora aclarar enfáticamente – sumaban un esfuerzo colectivo que iba mas allá del deber para mantener las unidades de salud operando y los programas de salud del MINSA en acción.
Si de algo no me arrepiento en la vida es de haber sido partícipe de aquellas gestas. San Carlos, Río San Juan, última por razones de secuencia, fue la puerta de entrada casual a la especialidad formal de Salud Pública como una opción académica y después lo descubrí, también de vida.
Atrás quedaban las vivencias en la Zona Especial I (Puerto Cabezas y las Minas), conocida también como Región Autónoma del Atlántico Norte, RAAN por sus siglas, Navidad Roja incluida. La vivencia en la I Región Sanitaria (Esteli, Madriz y Nueva Segovia), vivencia que como en la mesa de trabajo de un diseñador de planos trazaba una línea que comenzaba en el Municipio de Cusmapa, en la frontera con Honduras y hogar del Padre Fabreto, en calidad de director municipal de salud, pasando por la dirección departamental de Madriz, en Somoto, hasta la subdirección regional con sede en Esteli.
Quedó atrás el paso fugaz y anodino por el nivel central del ministerio y su santísima corte y por la apoteósica Región III, Managua, donde reinaban, soberanos, Allan y María Alejandra.
Atrás quedaron, también, los días claros-obscuros de la lucha contra la Dictadura Militar Somocista y la insurrección final. Me duele la memoria cuando a la hora del recuento me doy cuenta del alto costo que mi generación y otras generaciones pagaron por tratar de alcanzar el sueño de una “patria pijuda y libre” como poéticamente lo menciona uno de nuestros cantautores mas conocidos. La lista de amigos y conocidos que no consiguieron llegar hasta el remanso del 19 de Julio todavía me pesa en el alma. A veces, confieso, tengo la sensación de ser un sobreviviente y suave, lloro mi pena por los ausentes.
De San Carlos, Río San Juan, a Río de Janeiro, Brasil. Súbita mudanza. Aterricé con mis huesos en la Escuela Nacional de Salud Pública, parte de la noble y aristocrática Fundación Oswaldo Cruz, conocida por su elegante acrónimo “FIOCRUZ”. Ambas ciudades tenían en común el nombre Río y paremos de contar.
Aquella ciudad era mágica, atractiva como mulata de escuela de samba. Increíblemente bella y sensual. Arrebataba los sentidos con sus playas, mujeres hermosas, gastronomía variada, arquitectura a veces espectacular, monumentos impresionantes, cultura desbordante. Presidida por el “Pan de Azucar” y el "Cristo del Corcovado", desmoronaba sus atributos en el mar con nombres que sonaban a música en mis oídos. Botafogo, Copacabana, Leblon, Niteroi…
Estudiar en Río tenía que ser una tarea militante, sino la ciudad te mareaba con sus cantos de sirena. Más de uno llegó y se perdió en sus vericuetos. Y así fué. Otra vez, como tantas otras veces, el sentido del deber dio el punto de equilibrio necesario para disfrutar también de aquella catedral donde se destilaba salud pública de muy buena calidad, añejada por los años, envasada en la Escuela Nacional de Salud Publica y etiquetada “FIOCRUZ”.
Este equilibrio permitió también, disfrutar, a veces con medida, las más para mi desgracia, y a veces sin medida, las menos para mi pena, de aquel entorno alucinante que le hacía ojitos al cuerpo, a la mente, al espíritu, y a todo lo que en mi se agitaba, ansioso por la vida, mas allá de la política, el compromiso, el deber, y otras tantas palabras rimbombantes que con los años se declararon gastadas por la manipulación de los políticos. En perspectiva, bancarrota histórica de conceptos, riqueza de aprendizaje, académico y de vida. Por eso Brasil es imperecedero en mí. Por bello, por irreverente, por reflexivo, por exigente.
La Escuela de Salud Publica de la FIOCRUZ sació mi sed de conocimiento. Bebí de aquella fuente con la desesperación que da el deseo intenso de aprender. Por mis manos, ojos y mente se deslizaron aquellas bellas disciplinas que le daban sentido y contenido al ser especialista en salud pública.
Sergio, mi mentor y amigo, pacientemente pulía cada faceta de mi condición de especialista. Ayudado por mis profesores, me llevaba de la mano para develarme como a un niño los secretos de la epidemiología, la bioestadística básica y avanzada, planificación, didáctica y pedagogía, la relación entre las ciencias sociales y la salud. En fin, aquello fue un baño de saber. Llego el análisis epidemiológico, la administración pública y la administración de salud. Cada una era un mundo aparte, llena de novedades y atractivos. Yo, como un niño con juguete nuevo, estudiaba como un condenado y cosechaba mis As, Bs y Cs como notas musicales que hacían la melodía que cantaba la canción…”especialista en salud publica es lo que quiero ser”.
Y así fué. Tesis de grado aprobada. Esfuerzos finales por aprender un poco mas de epidemiología avanzada, siempre con el apoyo de Sergio y ahora con el patrocinio de la Fundación. Retorno a Nicaragua y mi vida como especialista en salud pública continúa, ahora con más bagaje académico y conocimiento.
Volver es el punto de inflexión que inicia el proceso de producción intelectual que Ud. hoy tiene en sus manos. Tres factores se han conjugado por un poco más de 25 años para generar esta colección de artículos, publicaciones y productos de consultoría. Me refiero a la confrontación con la realidad con un espíritu transformador, el deseo de contribuir de una manera estructurada al abordaje de diversos temas y, no tengo pena para decirlo, la necesidad apremiante de la sobrevivencia.
La vida ha sido generosa conmigo y me ha dado la oportunidad de contribuir con el desarrollo de la salud pública de diversas maneras y matices en entornos geográficos diferentes. Del país de los molinos de viento, Holanda, al extremo sur de Africa (Angola y Mozambique), pasando por nuestros vecinos inevitables (Honduras y Costa Rica) y, por supuesto, como olvidarlo, Nicaragua Nicaragüita , como dice Carlos Mejía Godoy “…la flor mas linda de mi querer”.
Ud. va a encontrar testimonios, artículos periodísticos y no periodísticos, publicaciones en revistas internacionales e INTERNET, investigaciones y productos de consultoría a granel. Quisiera haber hecho más investigaciones – o ver mas amaneceres parodiando a un famoso autor anónimo – y tener más publicaciones en revistas científicas para poner en alto el nombre de Nicaragua, pero tengo que aceptar la realidad: el grueso de mi producción intelectual son productos de consultoria. La explicación es simple, muchos años (16) trabajando como consultor nacional e internacional, y también como voluntario internacional.
Muchos temas. Yo mismo me sorprendo de la variabilidad de los temas abordados durante estos años. Desde la migración de nicaragüenses a Costa Rica, pasando por los costos de servicios de salud y compañía, hasta investigaciones nutricionales. Sin duda, en mí se cumple el adagio producto de la sabiduría popular que dice que “la necesidad es la madre de la ciencia”.
Autodidacta. Aprendiendo constantemente de mi propia experiencia y de la experiencia de los otros, escrita y práctica. De pluma fácil, escribir ha sido siempre un deleite íntimo. Tuve que domar aquel potro salvaje para adecuarlo a los términos de referencia y a los cánones universalmente aceptados de la escritura científica. Localizar los productos de estos 25 años fueron otros cien pesos. Me precio de ordenado, pero fue la tarea mas dura. Seleccionarlos, ni se diga.
Hoy tengo la íntima sensación del deber cumplido. Era una tarea pendiente en este fin de vida. Tengo la convicción de que las nuevas y las no tan nuevas generaciones de “salubristas” en el país van a apreciar este esfuerzo que refleja el ejercicio de la especialidad de salud pública, como medio para ganarse la vida, de una manera transparente. La revolución me dió – también me la gané con mucho esfuerzo – la especialidad y nada más. Por lo demás, no tengo cola que me pisen.
Hoy, gran parte de mi producción intelectual esta sobre la mesa, a disposición de los interesados, agrupada en este CD. ¡Bendita tecnología! Pero, nada de esto esta escrito en piedra. No pretendo pontificar sobre ningún tema en especial. Cada producto tiene una historia que contar que va más allá de las buenas intenciones de esta coletánea. Diversas facetas de mi vida profesional están reflejadas. Funcionario nacional, consultor nacional e internacional, voluntario internacional. Temas diversos, algunos de ellos fuera del campo estricto de la salud pública. Todos escritos con el sello de calidad de Mariano Salazar C. A veces muy evidente, otras veces apenas como marca de agua .Otras, las menos, apenas perceptible.
Algunos de los productos me dan ternura. ¡Estaba tan joven!, ¡era tan entusiasta!. Escritos en Volkswriter, “Vx” para los “entendidos”, el primer procesador de texto que llego al Ministerio de Salud de la mano de Jaime. Los he leído varias veces con la tentación de cambiarlos, pero descubrí sobre la marcha que todavía el contenido es válido aunque la edición no sea perfecta. Decidí, entonces, dejarlos tal cual. Me río de mi mismo cuando veo las tablas construidas con tanta paciencia, a mano pues, llenas de asteriscos y signos de suma para separar filas y columnas. Lo único que hice para beneficiar a los posibles interesados fué transformarlos a Word para mejorar la impresión del texto y…aún siendo esta una razón válida, no me deja de dar remordimiento de conciencia. Me asalta la sensación de que me aparto de mi historia…A mis amigos lectores les pido comprensión. Fíjense, en estos casos, por favor, en el contenido, no en la forma.
Léame sin prejuicios. Difícil, ¿verdad?, en un mundo de tanta competencia profesional, a veces solapada, a veces feroz. Pero, le pido, desde el fondo de mi corazón y despojándome de mis propias obsesiones, que pose sus ojos con diligente objetividad y disfrute de este peregrinaje intelectual. Reflexione acerca de cómo estos productos pueden serle útil para la gestión, docencia, investigación, cooperación, y por que no, la reflexión y el debate. Ríase si es el caso, o frunza el entrecejo si no está de acuerdo. Cuando concuerde, démosle ambos gracias al Señor por esta feliz coincidencia. Si este esfuerzo le sirve de ejemplo para hacer su propia colección de piezas con el sello de su autoría, me sentiría feliz. Por favor, mándeme una copia. Digámosle de una vez al mundo que los nicaragüenses, sorteando las limitaciones de nuestra realidad y entorno, también escribimos y nos solazamos con el ejercicio intelectual de poner en blanco y negro nuestras apreciaciones y posiciones.
Gracias por haberse tomado el tiempo de leer hasta aquí. Agradecido por su interés.
Mariano
Dr. Pablo Cuadra, Especialista en Epidemiología, Docente del Centro de Investigaciones y Estudios de la Salud (CIES), Managua, Nicaragua (volver al texto)
Lic. Lea Guido, Ministro de Salud; Dr. Rene Darce, Viceministro de Salud; Ministerio de Salud, Gobierno de Nicaragua, inicio de la decada de los 80. (volver al texto)
Dr. Miguel Márquez, Representante de la Organización Panamericana de la Salud (OPS/OMS), década de los 80, Managua, Nicaragua (volver al texto)
Comandante Eden Pastora Gómez, conocido tambien como el "Comandante 0". Destacado militante sandinista, abandonó las filas del Gobierno de Reconstrucción Nacional en la decada de los ochenta y fundó la organización "Alianza Revolucionaria Democrática (ARDE)", que operaba en la frontera entre Nicaragua y Costa Rica (volver al texto)
Dr. Sergio Arouca, consultor de la Organización Panamericana de la Salud (OPS/OMS) en Nicaragua al inicio de la década de los ochenta. Cuando llegué al Brasil para estudiar la Maestría (1983) era el Director de la Escuela Nacional de Salud Pública, adscrita a la Fundación Oswaldo Cruz (FIOCRUZ). Posteriormente fué Presidente de la FIOCRUZ y líder del movimiento sanitarista en el Brasil cuyo objetivo central era la trasformación del sistema de salud brasileño (volver al texto)
Dr. Jaime Espinoza, Director de Planificación del Ministerio de Salud de Nicaragua durante un período en la década de los 80. (volver al texto)
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